Mibanco se propuso un reto enorme: empoderar a mujeres emprendedoras que enfrentan situaciones de vulnerabilidad económica, social y digital. Muchas de ellas sostenían pequeños negocios desde su hogar, trabajaban jornadas completas para mantener a su familia y, aun así, no tenían acceso a educación financiera ni digital.
El diagnóstico inicial fue contundente:
8 de cada 10 mujeres del grupo piloto no estaban bancarizadas.
Muchas no conocían conceptos básicos de ahorro, intereses o herramientas de venta digital. Otras desconfiaban de los productos financieros porque nunca habían tenido acceso real a información clara.
Mibanco sabía que necesitaban un modelo diferente. Uno que respetara los tiempos de estas mujeres, que fuera accesible desde un celular básico y que las acompañara paso a paso.
Una capacitación tradicional no iba a funcionar.
Un LMS, menos aún.
Fue ahí donde nacieron los cursos asincrónicos por WhatsApp con Musa, como complemento a los talleres presenciales.
El desafío operativo
El proyecto tenía múltiples desafíos estructurales:
- Mujeres con múltiples responsabilidades: trabajo, hogar y familia.
- Acceso limitado a computadoras y a conectividad estable.
- Bajos niveles de bancarización y desconfianza en el sistema financiero.
- Dificultad para asistir regularmente a sesiones presenciales.
- Necesidad de contenido claro, respetuoso y práctico.
El reto era grande, pero la oportunidad también:
acercar educación financiera a mujeres que nunca habían tenido acceso.
Cómo lo resolvimos
Musa implementó un modelo híbrido:
talleres presenciales de Mibanco complementados con microcursos por WhatsApp, diseñados especialmente para mujeres emprendedoras.
El programa incluía:
Lecciones breves y muy claras, sobre ahorro, metas financieras y ventas.
Explicaciones sin tecnicismos, adaptadas a distintos niveles educativos.
Actividades prácticas, para aplicar en el negocio o en la economía del hogar.
Ejemplos reales, relacionados con ferias, ventas pequeñas, compras domiciliarias y manejo del dinero diario.
Recordatorios automáticos, que permitieron avanzar sin presionarlas.
Las mujeres podían aprender de noche, al abrir su negocio, mientras viajaban o cuando sus hijos ya estaban dormidos.
La capacitación dejó de ser “una obligación” y se convirtió en una herramienta de cambio real.
Datos que respaldan el impacto
Los aprendizajes fueron tan profundos como visibles:
Las mujeres participantes comprendieron conceptos esenciales de ahorro y manejo del dinero.
Varias pudieron abrir cuentas, iniciar ahorros y mejorar la administración de su negocio.
Se fortaleció la autoestima financiera: la sensación de que sí podían manejar sus recursos.
El formato de WhatsApp permitió participación incluso en zonas con baja conectividad.
El modelo híbrido incrementó la retención y la aplicación práctica del contenido.
El proyecto fue más que una capacitación:
fue un paso hacia la autonomía económica.
Experiencias reales
«Nunca pensé que podía ahorrar. Ahora ya separo un poco de mis ventas y sé para qué sirve mi cuenta. Los mensajes me ayudaron mucho.»
Emprendedora participante